martes, 16 de febrero de 2010

Intercambio clínico

(Para la lectura de esta intervención es necesario leer el artículo que sigue abajo acerca de "Fernando")

(Ambos artículos son tomados de Psyche-Navegante que coordina Sergio Rodríguez y el equipo de Psyche)

Número 90 / Diciembre de 2009
www.psyche-navegante.com
autores@psyche-navegante.com
Silvia Sisto

Primero les cuento que para pensar y escuchar un caso trato de tomar en cuenta dos o tres articuladores teóricos que nos dejó Lacan: el nudo, los discursos y los tiempos lógicos. Por otro lado, el caso no es sin el o la analista que relata, que está con el paciente y que pone el cuerpo. Es decir no es sin la Transferencia. Tenemos ahí un elemento fundamental en cualquier relación humana no sólo analítica, sólo que los analistas solemos ser los que operamos con ella.

En este caso, Verónica y yo compartimos un espacio de trabajo que supo armar allí una Transferencia de trabajo y en ese caldo, en ese clima, surge el relato de este caso. A mi me parece muy alentador que las cosas emerjan de ese modo. Son además encuentros poco formales en cuanto a forma, lo mismo me sucedió con Marisa que atiende a la mamá de la criatura y a veces en 15 minutos y de pasillo le damos una vuelta al caso. Creo que se trata del entrenamiento que todos nosotros tenemos al trabajar con urgencias, en condiciones poco favorables y a contra reloj.

Verónica en su primer relato me transmite toda la complicación que se anuda en la relación llamémosle: familia-escuela- salud mental- justicia. Hay por lo menos cuatro instituciones en juego entramadas en el motivo de consulta. La analista está implicada en dos (salud y educación). La situación es compleja a la hora de la escucha sobre todo porque se nos anteponen nuestros conocimientos previos…lo que se supone puede pasar…

Creo que su logro fue poner en espera esos pre-textos - relacionados con el instante de ver- para escuchar a Fernando un poco más. También a la mamá.

En el primer golpe de vista era claro que se hacía necesaria una derivación...pero aun no…había que trabajar la separación.

Dice Verónica “En ese primer encuentro Fernando estaba en brazos de su mamá medio dormido,” “En el primer encuentro Fer acepta entrar al consultorio con la puerta entreabierta y los papás afuera. Lo primero que dice es “no quiero hablar,” “no sé cosas de piratas,” “no sé canciones de la selva”.

Es evidente que se instaló un tiempo de comprender, a veces el más difícil ya que implica no entender nada, significa soportar lo que Ulloa llamó: las conexiones insólitas. Hecho que se nos confirma cuando al hacer la derivación esta mamá concurre a esa consulta con su otro hijo, bebé. Ella es la que necesita a sus hijos para sostenerse, Bueno, no es tan grave ni tan raro… ¿quien no se abrazó a su niño frente a una gran angustia?

El “no” de Fer es alentador. Es el “no” estructurante, el que marca el momento de separación entre “yo y otro”. Sabemos que es entre los 3 y 4 años que se instala y luego en la adolescencia. El arte esta en poder soportarlo. Verónica lo tuvo, no trató de convencerlo y se puso a jugar.

Sigue la analista: “A partir del segundo encuentro viene acompañado por la mamá y como ella se tiene que ir al hospital se queda solo conmigo”. Podríamos decir que el “no” esta cumpliendo su función.

Comenta Vero que en otra sesión entra diciendo: “soy pequeño y quiero ser grande”, me indica que dibuje un castillo y el nombra a la reina y le digo que entonces la dibuje él y dice “las nenas son reinas” “yo no soy reina, soy rey”.

Por la intervención del “no” la diferencia esta instalada. El pronóstico es alentador.

Un tema que creo es central en este caso es cómo un triste y penoso episodio que puede marcar la vida de una criatura de una manera tremenda, sin embargo al ser trabajada y articulada a los significantes de que se disponen sin caer en posiciones reivindicativas o victimizantes permiten que dicho episodio entre a formar parte del entramado simbólico de esta criatura.

Es importante pensar en cómo cada niño y cada uno de los miembros de su familia articulan dicha situación en su particular anudamiento Real, Simbólico e Imaginario. Esto se hace evidente en el modo diferente en que cada uno de los padres enfrenta el problema: el padre grita, la madre se pregunta.

Si sabemos que un niño aloja en su cuerpo las marcas que sus padres desean trazar para sostenerse ellos mismos como sujetos, en estos casos encontramos a veces un gran problema. Cuando los padres encuentran en el episodio un punto de sostén a sus reivindicaciones o a la razón de su vida o vaya uno a saber qué tipo de goce. Provocando a veces un detenimiento o deterioro de la estructuración de la estructura significante.

Intento decir -con lo delicado y feo que esto puede sonar- que a veces no es el episodio en sí mismo (siempre y cuando nos sea violento en el sentido de inflingir dolor y maltrato) sino cómo es tramitado por la familia, sobre todo cuando se trata de un niño tan pequeño, un niño alienado aun al discurso de los padres y que encuentra en el consultorio la posibilidad de empezar a decir que no.

Dice Vero sobre el final: “En las sesiones se vuelve mas curioso y explorador ( toca) , se interesa por otros juegos, juegos de competir con reglas que intenta cambiar a su antojo.”

Con este juego nos hace saber que reconoce las reglas, la ley simbólica empieza a funcionar. También es muy importante la función del trazo (hay dos dibujos muy importantes) ya que hablan de que hay un recorrido que esta criatura esta pudiendo hacer. Hace marcas, está armando su gramática pulsional, dice: “No todos los profesores de música tocan la cola”. Es impactante la función significante, ya que los profesores de música “tocan”…instrumentos musicales. Su mamá “le toca” la cola. Los tiempos de la pulsión se están haciendo presentes...él se hace tocar al decir que le duele. Pasa de una posición pasiva a una activa.

El juego -dice Lacan- es siempre juego significante pero no por eso inmaterial.



Lo que siguió fue un interesante debate entre residentes, supervisores y el director del área. Dicho intercambio lamentablemente no fue grabado.

2 comentarios:

carlos eduardo leal dijo...

Interesante caso, incluso más que interesante bonito. Me parece maravilloso como un caso al constituirse quebranta sus propis fronteras. es decir: el caso no termina al dar el "carpetaso" sigue construyendose, a veces no solo en el paciente, tambipen en el terapeuta, incluso en quien lee o escucha el caso la construcción sigue y nos embarga a todos en su propia constitución

Anónimo dijo...

Doc. no encuentro la manera de enviarle un correo, me podría mandar un correo con sus datos para poder ponerme en contacto con usted.
efrenricardocast@gmail.com
saludos